Ya no me queda la menor duda de que la actual administración nacional no solo está haciendo su mejor esfuerzo por hundirnos en la más ruin de las pobrezas conocidas, sino que también está decidida a continuar colocando al país en la más prestigiada posición dentro del ranquin del ridículo mundial porque aunado al nuevo aumento que la gasolina y el diesel acaban de sufrir el pasado 13 de agosto –nada más y nada menos que el octavo aumento en lo que va del año-, el INEGI acaba de informar que el empleo informal en México rompió el record de todos los tiempos sumando nada más y nada menos que 12.85 millones de habitantes dedicados al mismo.
No se si estos más de 12 millones de personas se han visto imposibilitadas para continuar dentro del margen de la legalidad o bien, simplemente han decidido mandar a volar a quienes nos exprimen de manera indiscriminada y constante y han comenzado a hacer escuchar un YA BASTA colectivo –ojalá esta fuera la principal razón, hablaría muy bien de nosotros y nos daría esperanza para aunarnos a tan loable reclamo-, el caso es que la vida continúa encareciéndose y el nivel de vida continúa envileciéndose a pasos agigantados.
No solo estamos pagando a un muy alto precio los inútiles festejos por el tremendo engaño septembrino venidero, no solo estamos siendo patrocinadores y testigos –desgraciadamente mudos- de un inservible combate al crimen organizado sino que también estamos costeando un sinfín de absurdas decisiones que a ojos del mundo han resultado ser completamente inservibles y para pequeña muestra dejo a juicio del lector la afirmación que hizo la ONU sobre la política mexicana… “Urge mejorar la calidad de democracia y de gobernantes en México”, y si el mundo entero lo sabe, ¿por qué los propios gobernantes mexicanos no han puesto manos a la obra en lugar de seguir pretendiendo convencernos de lo contrario?
Y por si esto no fuera ya suficiente, ahora resulta que la ayuda de nuestro racista vecino del norte en materia de lucha contra el crimen es insuficiente, como si no les debiéramos a ellos gran parte del despapaye que se vive actualmente en el país pero eso si, nuestro gobierno no ha tomado siquiera, una sola iniciativa para demostrar su desacuerdo con la ley anti-inmigrantes de Arizona –puro cara larga con notorio padecimiento de falta de pantalones, PANTALONES, leyeron bien-, ¿pero que tal el resultado de tanta inservible discusión sobre obesidad, alimentación y salud?, ahora podemos presumir que a partir de enero del 2011, las frituras y los refrescos saldrán de las escuelas mientras las drogas, los estupefacientes, los productos piratas, el tráfico de órganos, el tráfico de niños, la trata de blancas y los empresarios evasores de impuestos siguen circulando y operando libremente en absolutamente todas las esquinas, los tianguis y mercados del país, ¿pues que los grandes productores de alimentos chatarra no les llegaron al precio o simplemente no forman parte del coto de poder que rige por debajo del agua, por encima de nuestras cabezas y por enfrente de nuestras narices este ranchote?
Yo no se ustedes pero en lo personal no me hace ninguna ilusión seguir formando parte de un juego dirigido por un puñado de compadres que perfectamente pueden ganarle la guerra a la obesidad mientras nos siguen saqueando y que a la par son capaces de desperdiciar miles de millones de pesos en una bola de tarugadas que más que beneficiarnos, nos convierten en un hervidero de suplicantes y maltratados mendigos.
Yo insisto en decir YA BASTA y esperar que al menos un valiente –solo uno, no pido más ¿ok?- se sume a mi encanijada causa.
Váyanse a celebrar su pisoteada identidad a su respectiva cabecera municipal o delegacional todos aquellos que sigan contentos con su atolito ya sin dedo, pero seso si, dejen entonces de quejarse que nomás estorban.
Ya dije.
Antonio Andrade
Del verdadero sinónimo de mezquindad
Mexicanas y mexicanos, si yo hubiera cursado la carrera de Ciencias Sociales en el ITAM, si yo hubiera sido maestro y candidato al doctorado en ciencias políticas en la universidad de Yale en estados unidos, si yo hubiera sido profesor investigador del ITAM y de la UNAM, si yo hubiera sido consejero ciudadano del IFE por seis años, presidente del IFAI, parte del grupo de expertos que elaboraron las bases del nuevo sistema electoral en Irak durante el 2004 y finalmente hubiera sido designado titular de la SEP en el 2009, ¿Qué tan chulo, estudiado y letrado me vería diciendo que todo aquel mexicano que no festeje a nuestros héroes libertadores, nuestras raíces y nuestra cultura en septiembre del 2010 es un mezquino?, ¿verdad que hasta les darían ganas de agarrarme a cachetadas y forrarme de improperios por tan lúcido e inteligente comentario?
Pues así fue como se expresó Alonso Lujambio de quienes llevamos tiempo proponiendo dar la espalda a los burlones festejos del Bicente-engaño, el mismo Alonso Lujambio quien al momento de tomar las riendas de la SEP en 2009, requirió a los rectores de las universidades públicas, recortar “voluntariamente” sus presupuestos y el mismo que a la vuelta de la esquina –ya en 2010- anunció el recorte de recursos en materia de educación universitaria por un monto de 800 millones de pesos, si, fue el mismo quien nos tachó de mezquinos.
Probablemente debí haber comenzado esta entrega por la correcta definición del término –tan loablemente utilizado por el mencionado personaje político- que cita: Mezquino: persona capaz de perjudicar a los demás o que se comporta de manera despreciable y ruin, pero preferí desglosar, groso modo, el importantísimo quehacer laboral de don Alonso para darle mayor peso y dramatismo a la mezquindad que actualmente se respira en territorio nacional.
Mexicanas y mexicanos, si yo –tomando en cuenta mi nutrido y presumible currículo colocado renglones arriba- les saliera a dar la cara para decirles que “Estas fechas deben atraer la unidad de los mexicanos pues no todos los días se cumplen 200 años de vida independiente y que quien no quiera festejar, pues que no lo haga”, ¿tu considerarías importante hacer un profundo análisis sobre el costo de los mencionados festejos –casi 3 mil millones de pesos- ante las notorias carencias que padecemos actualmente o, sentirías que me estoy burlando cínicamente de ti, de los tuyos y de tus ajenos con un dejo de valemadrismo implícito en mi falsa ofensa?
Algo que deberíamos saber es que, todo el vodevil que se ha estado montando para tirar por la coladera y a la basura a la nación durante septiembre, debía ser altamente dignificado por un monumento emblemático que se llamaría “Estela de luz”, mismo que será edificado con acero proveniente de Finlandia –como si en México no hubiera acereras-, columnas maquiladas en Italia –como si en México no hubiera columnas, hay muchísimas y todas hablan mal de nuestros gobernantes ja ja-, será cubierto por cuarzo brasileño –háganme el malinchista favor- y por último, contará con un sistema anti sismos proveniente nada más y nada menos que de Alemania –puro orgullo mexicano caray-, pero, acaba de ser anunciado que dicho emblemota no podrá ser terminado sino hasta diciembre del 2011.
Imagínense que el cura Hidalgo hubiera detenido su independiente grito porque las muchachonas que estaban confeccionando el estandarte guadalupano se encontraban a la espera de la llegada del finísimo hilo de baba de gusano amazónico, ESO ES EL BICENTENARIO LECTORES MÍOS, un sinfín de incoherencias, de gastos innecesarios y excesivos y sobre todo una burla a todos y cada uno de los habitantes trabajadores y dedicados de este país.
Ahora imagínense que Lujambio nos diga que la mayoría de los mexicanos están convencidos de que se tiene mucho que festejar y que sería un desperdicio imperdonable para quienes no celebren con alegría y júbilo este bicente-engaño, porque este es un método, una forma, un mecanismo para consolidar la unidad y con eso ser más fuertes para enfrentar los enormes dilemas de la vida colectiva, ¿ya se lo imaginaron diciéndolo?, pues déjenme contarles que ya lo dijo, justo después de llamarnos mezquinos, el muy mezquino.
Señor Lujambio, señor Calderón, señores todos a quienes les quede el saco, sin trabajo, sin alimentos de calidad, sin servicios costeables, sin seguridad y sin educación, no hay forma humana de andarle jugando al alegre y al jovial, a ver, díganme ¿qué resulta ser más mezquino, hundir a un país en la pobreza, en la incultura y en la inseguridad extremas o evitar a toda costa hacerles segunda en sus risibles y costosísimos desmancitos?
Una cosa si es cierta, efectivamente sus celebraciones están consiguiendo consolidar la unidad entre los habitantes y les están dando la fuerza requerida para enfrentar su único dilema… USTEDES.
YA BASTA!!
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