¿Sabías que desde el primer minuto del pasado sabado 12 de junio, los precios de la gasolina Magna y del Diesel sufrieron un incremento de ocho centavos por litro y que la gasolina Premium aumento su precio cuatro centavos?
Mientras la mayoría de los mexicanos celebraba el ridículo empate de la selección mexica ante la escuadra sudafricana, le Secretaría de Hacienda y Crédito Público autorizaba el SEXTO incremento de precios de estos consumibles en lo que va del año, haganme ustedes el tremendísimo favor, ahora tendremos que pagar nada más y nada menos que 8.24 pesos por litro de gasolina Magna, 9.86 pesos por litro de Premium y 8.64 por litro de Diesel.
Aunado a esto, el pasado jueves 24 de junio, Felipe Calderón tuvo el descaro de anunciar con bombo, platillo y sonrisa de oreja a oreja la creación del nuevo paquete de acciones para que un sinfín de mexicanos pudiéramos adquirir automóviles nuevos con un precio de hasta 250,000 pesos, este paquete contempla primeramente el apoyo a la industria automotriz –sin olvidar que el gobierno federal salvó de la quiebra a dicha industria durante el 2009 ya que había sufrido una contracción superior al 26%-, segundamente ofrece la total absorción por concepto de pago de tenencia a dichos automóviles para personas físicas y para personas morales la deducibilidad total de la compra –como si esto no se viniera haciendo desde hace años- y por último la otorgación de más créditos en lo tocante a adquisición de autos nuevos.
Para cerrar su mensaje, Felipe Calderón se atrevió a decir que con estas acciones, su gobierno está apoyando al bolsillo de las familias mexicanas.
Y aquí es donde yo me pregunto, ¿apoyo a las familias mexicanas no implica también brindar mayor seguridad pública, mejor educación –fuera Elba Esther y sus paleros-, mayores y mejores fuentes de trabajo, poner cercos financieros a los empresarios piratones que con licencia gubernamentada no pagan impuestos, mejorar los servicios de salúd pública, meter en cintura a todas las redes de transporte público que a leguas se deja de ver que están fuera de la norma y de la ley y sobre todo, dejar de andar invitando al pueblo a endrogarse con autos nuevos sin siquiera prestar atención a los verdaderamente urgentes y necesarios desarrollos víales?, a ver, ¿Por qué no mejor nos dejamos de tarugadas y firmamos los acuerdos necesarios para que lo producido en México se quede en México, para que los maestros sean sometidos a pruebas que verdaderamente les exijan preparación y VOCACIÓN, para que nuestro petroleo sea explotado de manera correcta y beneficie exclusivamente a la nación, para que todos tengamos derecho a un servicio de salud gratuito y este mismo sea eficiente y funcional, para que las fuentes de empleo se incrementen y los sueldos comiencen a ser dignos?
Señor Calderón, usted que viaja mucho por el mundo entero, ¿no se ha dado cuenta que en los países con mayor desarrollo, TODO es más importante que hacerse de un automovil nuevo?
En fin, queda claro que las necesidades primordiales para el pueblo distan mucho de las necesidades gubernamentales, que mientras nosotros sigamos pidiendo goles, ellos seguiran dándonos atole con el dedo y a veces solo el dedo sin el atole y que mientras más pidamos mejorías en nuestra calidad de vida de manera decente, ellos menos nos las brindarán.
De desempolvar el pasamontañas mejor ni hablamos hasta que se haya terminado la copa del mundo.
Antonio Andrade
www.antonioandrade.com.mx
A continuación adjuntamos la columna del Periódico El Universal
Atando cabos | Denise Maerker
La inmoralidad del PRI
Lunes 28 de junio de 2010
El PRI no decepciona nunca porque no puede. A diferencia del PAN, que llegó al poder en el 2000 arrastrando todavía la reputación de un partido democrático y legalista, el PRI lleva décadas siendo un conglomerado de intereses pragmáticamente unidos por el poder y el dinero. Eso no ha cambiado. Por eso cuando escuchamos a Fidel Herrera, gobernador de Veracruz, convertido en el jefe de campaña de su partido y distribuyendo recursos públicos entre sus candidatos nadie puede sorprenderse. ¿Alguien imaginaba otra cosa? No creo. ¿Eso le quita gravedad? De ninguna manera. Dice Juan Pardinas (IMCO) que las actuales reglas de distribución del dinero público hacen que los gobernadores dispongan de muchos recursos sin que se hayan construido mecanismos de rendición de cuentas obligatorios y eficaces. Son pues, como borrachitos en cantina. Puede ser, pero el asunto aquí es que son borrachitos. Es decir que cualquier huequito que les deje la ley ellos lo explotan hasta que reviente porque ningún freno ético los hace contenerse. Ahí esta el ejemplo de Montiel, que se gastó millones de pesos del dinero público promoviendo su imagen —literalmente su foto— al grado que se tuvo que cambiar la ley para que nadie más lo pudiera hacer. La oportunidad hace al ladrón –dicen–, pero es mucho más fácil si no se tienen escrúpulos, ni filtros morales ni molestos ideales. Eso es lo que pasa con los priístas.
El PRI no decepciona porque no se espera de ellos moralidad. Desde que perdieron en el 2000 no ha habido ninguna refundación ideológica, ni autocrítica sobre su forma de hacer política, sólo tuvieron que aprender a sobrevivir sin la Presidencia. Hoy es un partido dirigido de manera más consensuada y menos unipersonal y han aprendido que si no se pelean entre ellos ganan. Por eso arropan –así le llaman– lo mismo a los que pactan con el narco que a quienes buscan perpetuarse familiarmente en el poder o a los que cometen delitos. Para evitar confrontaciones y desconfianzas, se solapan lo que sea. Los priístas hoy buscan cimentar con impunidad la unidad para regresar a la Presidencia. Nada más.
El PRI es el mismo, pero en una versión más descarada. Finalmente, el presidente priísta era ideólogo sexenal y disciplinador. Daba línea y ponía limites. Hoy ya no hay quién los modere. ¿Qué partido del mundo hubiera sostenido a Mario Marín después de escucharlo hablar con Kamel Nacif? ¿Qué partido aceptaría que algunos de sus gobernadores le hayan cedido al narco el control de sus estados?
Huérfanos y sin dirección, los operadores, cuadros y militantes priístas se revelaron conservadores. Ni revolucionarios ni defensores del laicismo: en 19 estados se ha modificado la constitución para garantizar la vida desde el momento de la concepción gracias a que el 96% de los diputados locales priístas han votado junto con el PAN.
Los priístas no pueden decepcionar porque no ofrecen ningún proyecto de gobierno ni visión del país. Peña Nieto ganó su estado comprometiéndose a cumplir una serie de modestas peticiones locales totalmente inconexas entre ellas.
No tienen ideas ni principios, pero dicen que son eficaces. Habrá que consultar los datos.
Les recordamos no utilizar palabras altisonantes y corrientes, pues lo único que se logra, es hacer ofensivo este espacio y no queremos rechazar comentarios por soeces y corrientes, se puede decir todo pero sin insultos.
Hasta la próxima….
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